Sima de Otsoportillo

 

Se trata de la principal y más simbólica sima utilizada para arrojar los restos de personas asesinadas como consecuencia de la represión desatada tras el golpe militar de 1936. En el caso de Otsoportillo, las informaciones de que disponemos refieren que fueron asesinadas catorce personas vecinas de Altsasu, Ecala, Olazagutia, Urdiain y Ziordia por sus ideas políticas y por su militancia, en el marco de la limpieza política desarrollada por las fuerzas sublevadas en 1936.

La accesibilidad de la sima provocó que el lugar haya sido alterado en numerosas ocasiones. En 1979 se localizaron catorce restos, y en 1982 los familiares, ante la falta de autorización para cerrar la sima, recogieron los huesos que pudieron rescatar en una caja metálica. Dos procesos de exhumación en 2016 y 2017 han posibilitado la identificación genética de siete víctimas. Desde 1980, una escultura de José Ramón Anda recuerda a quienes allí fueron asesinados, convirtiéndole en espacio de memoria. La escultura ha sufrido actos vandálicos, lo que pone de manifiesto la necesidad de protección del lugar, un conjunto formado por el acceso a la sima, que está clausurada, y la escultura de Anda, que de alguna manera protege ese acceso. 

La Sima de Otsoportillo tiene una relevancia memorialista indudable. Todos los años se celebra en el lugar un acto multitudinario para recuerdo de quienes allí fueron asesinados y en homenaje a todas las personas represaliadas a ambos lados de la Sierra de Urbasa.